Domingo, 10 de septiembre de 2017
Primera lectura
Lectura de la profecía de
Ezequiel (33,7-9):
Así dice el
Señor: «A ti, hijo de Adán, te he puesto de atalaya en la casa de Israel;
cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo
al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo
en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su
culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al
malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su
culpa, pero tú has salvado la vida.»
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 94,1-2.6-7.8-9
R/. Ojalá
escuchéis hoy la voz del Señor:
«No
endurezcáis vuestro corazón»
Venid,
aclamemos al Señor,
demos vitores
a la Roca que nos salva;
entremos a su
presencia dándole gracias,
aclamándolo
con cantos. R/.
Entrad,
postrémonos por tierra,
bendiciendo al
Señor, creador nuestro.
Porque él es
nuestro Dios,
y nosotros su
pueblo, el rebaño que él guía. R/.
Ojalá
escuchéis hoy su voz:
«No
endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de
Masa en el desierto;
cuando
vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron,
aunque habían visto mis obras.» R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del
apóstol san Pablo a los Romanos (13,8-10):
A nadie le
debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el
resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás,
no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase:
«Amarás a tu prójimo como a tí mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace
daño; por eso amar es cumplir la ley entera.
Palabra de
Dios
Evangelio
Evangelio según san Mateo
(18,15-20), del domingo, 10 de septiembre de 2017
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Lectura del santo
evangelio según san Mateo (18,15-20):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas
entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso,
llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca
de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no
hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un
publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el
cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os
aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para
pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están
reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»
Palabra del
Señor
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