SOLEMNIDAD NUESTRA SEÑORA
DE GUADALUPE, PATRONA DE AMÉRICA Y FILIPINAS
Libro de Isaías
7,10-14.8,10.
Una vez más,
el Señor habló a Ajaz en estos términos:
«Pide para ti
un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las
alturas».
Pero Ajaz
respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo:
«Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres,
que cansan también a mi Dios?.
Por eso el
Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un
hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.
Hagan un
proyecto: ¡fracasará! Digan una palabra: ¡no se realizará! Porque Dios está con
nosotros.
Salmo 67(66),2-3.5.7-8.
El Señor tenga
piedad y nos bendiga,
haga brillar
su rostro sobre nosotros,
para que en la
tierra se reconozca su dominio,
y su victoria
entre las naciones.
Que canten de
alegría las naciones,
porque
gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las
naciones de la tierra.
La tierra ha
dado su fruto:
el Señor,
nuestro Dios, nos bendice.
Que Dios nos
bendiga,
y lo teman
todos los confines de la tierra.
Evangelio según San Lucas
1,39-48.
María partió y
fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la
casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta
oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena
del Espíritu Santo,
exclamó:
"¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu
vientre!
¿Quién soy yo,
para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu
saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti
por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del
Señor".
María dijo
entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu
se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró
con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante
todas las generaciones me llamarán feliz".