Jueves, 18 de agosto de 2016
Primera lectura
Lectura de la profecía de
Ezequiel (36,23-28):
Así dice el
Señor: «Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles,
que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que
yo soy el Señor –oráculo del Señor–, cuando les haga ver mi santidad al
castigaros. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países,
y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os
purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Y os
daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra
carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi
espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis
mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros
seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios.»
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 50,12-13.14-15.18-19
R/. Derramaré
sobre vosotros un agua pura
que os
purificará de todas vuestras inmundicias
Oh Dios, crea
en mi un corazón puro,
renuévame por
dentro con espíritu firme;
no me arrojes
lejos de tu rostro,
no me quites
tu santo espíritu. R/.
Devuélveme la
alegría de tu salvación,
afiánzame con
espíritu generoso:
enseñaré a los
malvados tus caminos,
los pecadores
volverán a ti. R/.
Los
sacrificios no te satisfacen:
si te
ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio
es un espíritu quebrantado;
un corazón
quebrantado y humillado,
tú no lo
desprecias.R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (22,1-14):
En aquel
tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «El reino de los cielos se parece a un
rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los
convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados,
encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado
terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda." Los
convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios;
los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El
rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y
prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está
preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los
caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados
salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos.
La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a
los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no
abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y
manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»
Palabra del
Señor