Lunes, 15 de agosto de 2016
Primera lectura
Lectura del libro del
Apocalipsis (11,19a;12,1.3-6a.10ab):
Se abrió en el
cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza.
Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol,
la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el
cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas
en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas,
arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a
luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón,
destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo
llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar
reservado por Dios.
Se oyó una
gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado
de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.»
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 44,10bc.11-12ab.16
R/. De pie a
tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir
Hijas de reyes
salen a tu encuentro,
de pie a tu
derecha está la reina,
enjoyada con
oro de Ofir. R/.
Escucha, hija,
mira: inclina el oído,
olvida tu
pueblo y la casa paterna;
prendado está
el rey de tu belleza:
póstrate ante
él, que él es tu señor. R/.
Las traen
entre alegría y algazara,
van entrando
en el palacio real. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,20-27a):
Cristo
resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la
muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos,
por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero
Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo;
después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez
aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que
Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado
será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.
Palabra de
Dios
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Lucas (1,39-56):
En aquellos
días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de
Maria, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la
madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de
alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el
Señor se cumplirá.»
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas
las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre
es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él
hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del
trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de
bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en
favor de Abrahán y su descendencia por siempre.»
María se quedó
con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del
Señor
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