Viernes, 3 de junio de 2016
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del
Deuteronomio (7,6-11):
En aquellos
días, Moisés habló al pueblo, diciendo: «Tú eres un pueblo santo para el Señor,
tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el
pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue
por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño,
sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a
vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la
esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu
Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo
aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones. Pero paga en su persona a
quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo
aborrece, en su persona. Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos
que te mando hoy.»
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 102,1-2.3-4.6-7.8.10
R/. La
misericordia del Señor dura siempre,
para los que
cumplen sus mandatos
Bendice, alma
mía, al Señor,
y todo mi ser
a su santo nombre.
Bendice, alma
mía, al Señor,
y no olvides
sus beneficios. R/.
Él perdona
todas tus culpas
y cura todas
tus enfermedades;
él rescata tu
vida de la fosa
y te colma de
gracia y de ternura. R/.
El Señor hace
justicia
y defiende a
todos los oprimidos;
enseñó sus
caminos a Moisés
y sus hazañas
a los hijos de Israel. R/.
El Señor es
compasivo y misericordioso,
lento a la ira
y rico en clemencia.
No nos trata
como merecen nuestros pecados
ni nos paga
según nuestras culpas. R/.
Segunda lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Juan (4,7-16):
Amémonos unos
a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto
se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo
único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que
nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó
de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo
ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su
amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos
en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos
visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del
mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él
en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en
él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de
Dios
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (11,25-30):
En aquel
tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque
has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la
gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi
Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque
mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del
Señor