Jueves, 12 de mayo de 2016
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los
Hechos de los apóstoles (22,30;23,6-11):
En aquellos
días, queriendo el tribuno poner en claro de qué acusaban a Pablo los judíos,
mandó desatarlo, ordenó que se reunieran los sumos sacerdotes y el Sanedrín en
pleno, bajó a Pablo y lo presentó ante ellos.
Pablo sabía
que una parte del Sanedrín eran fariseos y otra saduceos y gritó: «Hermanos, yo
soy fariseo, hijo de fariseo, y me juzgan porque espero la resurrección de los
muertos.»
Apenas dijo
esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, y la asamblea quedó
dividida. (Los saduceos sostienen que no hay resurrección, ni ángeles, ni
espíritus, mientras que los fariseos admiten todo esto.) Se armó un griterío, y
algunos escribas del partido fariseo se pusieron en pie, porfiando: «No
encontramos ningún delito en este hombre; ¿y si le ha hablado un espíritu o un
ángel?»
El altercado
arreciaba, y el tribuno, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó bajar a
la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.
La noche
siguiente, el Señor se le presentó y le dijo: «¡Ánimo! Lo mismo que has dado
testimonio a favor mío en Jerusalén tienes que darlo en Roma.»
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 15
R/. Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al
Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el
lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está
en tu mano. R/.
Bendeciré al
Señor, que me aconseja,
hasta de noche
me instruye internamente.
Tengo siempre
presente al Señor,
con él a mi
derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me
alegra el corazón,
se gozan mis
entrañas,
y mi carne
descansa serena.
Porque no me
entregarás a la muerte,
ni dejarás a
tu fiel conocer la corrupción. R/.
Me enseñarás
el sendero de la vida,
me saciarás de
gozo en tu presencia,
de alegría
perpetua a tu derecha. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Juan (17,20-26):
En aquel
tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, no
sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de
ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos
también lo sean en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
También les di a ellos la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros
somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo
que el mundo sepa que tú me has enviado y los has amado como me has amado a mí.
Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo donde yo estoy
y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación
del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y
éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a
conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté con ellos, como también
yo estoy con ellos.»
Palabra del
Señor
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