Lunes, 30 de mayo de 2016
PRIMERA LECTURA
Comienzo de la segunda
carta del apóstol san Pedro (1,1-7):
Simón Pedro,
siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y
Salvador Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como a
nosotros. Crezca vuestra gracia y paz por el conocimiento de Dios y de Jesús,
nuestro Señor. Su divino poder nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y
a la piedad, dándonos a conocer al que nos ha llamado con su propia gloria y
potencia. Con eso nos ha dado los inapreciables y extraordinarios bienes
prometidos, con los cuales podéis escapar de la corrupción que reina en el
mundo por la ambición, y participar del mismo ser de Dios. En vista de eso,
poned todo empeño en añadir a vuestra fe la honradez, a la honradez el
criterio, al criterio el dominio propio, al dominio propio la constancia, a la
constancia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, al cariño fraterno el
amor.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 90
R/. Dios mío,
confío en ti
Tú que habitas
al amparo del Altísimo,
que vives a la
sombra del Omnipotente,
di al Señor:
«Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío,
confío en ti.» R/.
«Se puso junto
a mí: lo libraré;
lo protegeré
porque conoce mi nombre,
me invocará y
lo escucharé.
Con él estaré
en la tribulación.» R/.
«Lo defenderé,
lo glorificaré,
lo saciaré de
largos días
y le haré ver
mi salvación.» R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (12,1-12):
En aquel
tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los
escribas y a los ancianos: «Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca,
cavó un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se
marchó de viaje. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir
su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo apalearon y lo
despidieron con las manos vacías. Les envió otro criado; a éste lo insultaron y
lo descalabraron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos los apalearon o
los mataron. Le quedaba uno, su hijo querido. Y lo envió el último, pensando
que a su hijo lo respetarían. Pero los labradores se dijeron: "Éste es el
heredero. Venga, lo matamos, y será nuestra la herencia." Y, agarrándolo,
lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Que hará el dueño de la viña?
Acabará con los ladrones y arrendará la viña a otros. ¿No habéis leído aquel
texto: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra
angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente"?»
Intentaron
echarle mano, porque veían que la parábola iba por ellos; pero temieron a la
gente, y, dejándolo allí, se marcharon.
Palabra del
Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario