Domingo,
29 de mayo de 2016
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del
Génesis (14,18-20):
En aquellos
días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y
bendijo a Abran, diciendo: «Bendito sea Abrahán por el Dios altísimo, creador
de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus
enemigos.» Y Abran le dio un décimo de cada cosa.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 109,1.2.3.4
R/. Tú eres
sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Oráculo del
Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi
derecha,
y haré de tus
enemigos
estrado de tus
pies.» R/.
Desde Sión
extenderá el Señor
el poder de tu
cetro:
somete en la
batalla
a tus
enemigos. R/.
«Eres príncipe
desde el día de tu nacimiento,
entre
esplendores sagrados;
yo mismo te
engendré, como rocío,
antes de la
aurora.» R/.
El Señor lo ha
jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de
Melquisedec.» R.
Segunda lectura
Lectura de la primera
carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):
Yo he recibido
una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el
Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando
la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por
vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de
cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced
esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de
este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.
Palabra de
Dios
Evangelio
Evangelio según san Lucas
(9,11b-17), del domingo, 29 de mayo de 2016
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Lectura del santo
evangelio según san Lucas (9,11b-17):
En aquel
tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo
necesitaban.
Caía la tarde,
y los Doce se le acercaron a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las
aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí
estamos en descampado.»
Él les contestó:
«Dadles vosotros de comer.»
Ellos
replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a
comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a
sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron
así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la
mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a
los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se
saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.
Palabra del
Señor
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