Lunes, 23 de mayo de 2016
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera
carta del apóstol san Pedro (1,3-9):
Bendito sea
Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la
resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo
para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera,
que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para
la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello,
aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la
comprobación de vuestra fe de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo
aquilatan a fuego llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste
Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en
él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta
de vuestra fe: vuestra propia salvación.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 110,1-2.5-6.9ab.10c
R/. El Señor
recuerda siempre su alianza
Doy gracias al
Señor de todo corazón,
en compañía de
los rectos, en la asamblea.
Grandes son
las obras del Señor,
dignas de
estudio para los que las aman. R/.
El da alimento
a sus fieles,
recordando
siempre su alianza;
mostró a su
pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la
heredad de los gentiles. R/.
Envió la
redención a su pueblo,
ratificó para
siempre su alianza;
la alabanza
del Señor dura por siempre. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (10,17-27):
En aquel
tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló
y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?»
Jesús le
contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes
los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás
falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.»
Él replicó:
«Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.»
Jesús se le
quedó mirando con cariño y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que
tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego
sígueme.»
A estas
palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando
alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar
en el reino de Dios!»
Los discípulos
se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil les es
entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil
le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el
reino de Dios.»
Ellos se
espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les
quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo
puede todo.»
Palabra del
Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario