Viernes de la vigésima
qunita semana del tiempo ordinario
Libro de Eclesiastico, de
Sirac 3,1-11.
Hay un momento
para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para
nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar
lo plantado;
un tiempo para
matar y un tiempo para curar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar;
un tiempo para
llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para
bailar;
un tiempo para
arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un
tiempo para separarse;
un tiempo para
buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar;
un tiempo para
rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar;
un tiempo para
amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz.
¿Qué provecho
obtiene el trabajador con su esfuerzo?
Yo vi la tarea
que Dios impuso a los hombres para que se ocupen de ella.
El hizo todas
las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el
sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra
que hace Dios desde el principio hasta el fin.
Salmo
144(143),1a.2abc.3-4.
Bendito sea el
Señor, mi Roca,
él es mi
bienhechor y mi fortaleza,
mi baluarte y
mi libertador;
él es el
escudo con que me resguardo.
Señor, ¿qué es
el hombre para que tú lo cuides,
y el ser
humano, para que pienses en él?
El hombre es
semejante a un soplo,
y sus días son
como una sombre fugaz.
Evangelio según San Lucas
9,18-22.
Un día en que
Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién
dice la gente que soy yo?".
Ellos le
respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y
otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero
ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la
palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les
ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo
del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los
sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer
día".
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