Jueves de la vigésima
quinta semana del tiempo ordinario
Libro de Eclesiastico, de
Sirac 1,2-11.
¡Vanidad, pura
vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!
¿Qué provecho
saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?
Una generación
se va y la otra viene, y la tierra siempre permanece.
El sol sale y
se pone, y se dirige afanosamente hacia el lugar de donde saldrá otra vez.
El viento va
hacia el sur y gira hacia el norte; va dando vueltas y vueltas, y retorna sobre
su curso.
Todos los ríos
van al mar y el mar nunca se llena; al mismo lugar donde van los ríos, allí
vuelven a ir.
Todas las
cosas están gastadas, más de lo que se puede expresar. ¿No se sacia el ojo de
ver y el oído no se cansa de escuchar?
Lo que fue,
eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el
sol!
Si hay algo de
lo que dicen: "Mira, esto sí que es algo nuevo", en realidad, eso
mismo ya existió muchísimo antes que nosotros.
No queda el
recuerdo de las cosas pasadas, ni quedará el recuerdo de las futuras en
aquellos que vendrán después.
Salmo
90(89),3-4.5-6.12-13.14.17.
Tú haces que
los hombres vuelvan al polvo,
con sólo
decirles: “Vuelvan, seres humanos”.
Porque mil
años son ante tus ojos
como el día de
ayer, que ya pasó,
como una
vigilia de la noche.
Tú los
arrebatas, y son como un sueño,
como la hierba
que brota de mañana:
por la mañana
brota y florece,
y por la tarde
se seca y se marchita.
Enséñanos a
calcular nuestros años,
para que
nuestro corazón alcance la sabiduría.
¡Vuélvete,
Señor! ¿Hasta cuándo...?
Ten compasión
de tus servidores.
Sácianos en
seguida con tu amor,
y cantaremos
felices toda nuestra vida.
Que descienda
hasta nosotros
la bondad del
Señor;
que el Señor,
nuestro Dios,
haga prosperar
la obra de nuestras manos.
Evangelio según San Lucas
9,7-9.
El tetrarca
Herodes se enteró de todo lo que pasaba, y estaba muy desconcertado porque
algunos decían: "Es Juan, que ha resucitado".
Otros decían:
"Es Elías, que se ha aparecido", y otros: "Es uno de los
antiguos profetas que ha resucitado".
Pero Herodes
decía: "A Juan lo hice decapitar. Entonces, ¿quién es este del que oigo
decir semejantes cosas?". Y trataba de verlo.
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