LECTURAS DEL 31 DE
DICIEMBRE. OCTAVA DE NAVIDAD
Sábado,
31 de diciembre de 2016
Primera lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Juan (2,18-21):
Hijos míos, es
el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos
anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento
final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen
sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para
poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros,
estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no
porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna
mentira viene de la verdad.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 95,1-2.11-12.13-14
R/. Alégrese
el cielo, goce la tierra
Cantad al
Señor un cántico nuevo,
cantad al
Señor, toda la tierra;
cantad al
Señor, bendecid su nombre,
proclamad día
tras día su victoria. R/.
Alégrese el
cielo, goce la tierra,
retumbe el mar
y cuanto lo llena;
vitoreen los
campo y cuanto hay en ellos,
aclamen los
árboles del bosque. R/.
Delante del
Señor, que ya llega,
ya llega a
regir la tierra: r
egirá el orbe
con justicia
y los pueblos
con fidelidad. R/.
Evangelio
Comienzo del santo
evangelio según san Juan (1,1-18):
En el
principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra
era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la
Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la
Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la
tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que
se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para
que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, Al mundo vino, y en el
mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les
da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de
sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se
hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria
propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da
testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene
detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."»
Pues de su
plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por
medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios
nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es
quien lo ha dado a conocer.
Palabra del
Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario