Martes, 10 de octubre de 2017
Primera lectura
Lectura del libro de
profeta Jonás (3,1-10):
En aquellos
días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo: «Levántate y vete a Nínive,
la gran capital, para anunciar allí el mensaje que te voy a indicar».
Se levantó
Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad
enorme: hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás caminó
por la ciudad durante un día, pregonando: «Dentro de cuarenta días Nínive será
destruida».
Los ninivitas
creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y
pequeños. Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó
el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus
ministros mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto: «Que hombres y
animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban. Que todos
se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios, y que cada uno se arrepienta
de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos
perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos».
Cuando Dios
vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les
mandó el castigo que había determinado imponerles.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 129
R/. Si llevas
cuentas de los dleitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Desde el lo
hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha
mi voz;
estén tus
oídos atentos
a la voz de mi
súplica. R/.
Si llevas
cuentas de los doleitos, Señor,
¿quién podrá
resistir?
Pero de ti
procede el perdón,
y así infundes
respeto. R/.
Porque del
Señor viene la misericordia,
la redención
copiosa;
y él redimirá
a Israel
de todos sus
delitos. R/.
Evangelio
Lectura del santo
Evangelio según san Lucas (10,38-42):
En aquel
tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su
casa. Esta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor,
escuchaba su palabra.
Y Marta, se
multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: «Señor,
¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me
eche una mano».
Pero el Señor
le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una
es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.»
Palabra del
Señor
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