MIÉRCOLES DE LA VIGÉSIMA
QUNITA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Libro de Esdras 9,5-9.
Entonces me
levanté, y con la túnica y el manto desgarrados, caí de rodillas, extendí las
manos hacia el Señor, mi Dios,
y dije:
"Dios mío, estoy tan avergonzado y confundido que no me atrevo a levantar
mi rostro hacia ti. Porque nuestras iniquidades se han multiplicado hasta
cubrirnos por completo, y nuestra culpa ha subido hasta el cielo.
Desde los días
de nuestros padres hasta hoy, nos hemos hecho muy culpables, y a causa de
nuestras iniquidades, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, fuimos
entregados a los reyes extranjeros, a la espada, al cautiverio, al saqueo y a
la vergüenza, como nos sucede en el día de hoy.
Pero ahora,
hace muy poco tiempo, el Señor, nuestro Dios, nos ha concedido la gracia de
dejarnos un resto de sobrevivientes y de darnos un refugio en su Lugar santo.
Así nuestro Dios ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio
de nuestra esclavitud.
Porque
nosotros estamos sometidos; pero nuestro Dios no nos ha abandonado en medio de
la servidumbre. El nos obtuvo el favor de los reyes de Persia, para animarnos a
levantar la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas, y para darnos una
muralla en Judá y en Jerusalén.
Libro de Tobías
13,2.3-4a.4bcd.5.8.
Porque él
castiga y tiene compasión,
hace bajar
hasta el Abismo
y hace subir
de la gran Perdición,
sin que nadie
escape de su mano.
¡Celébrenlo
ustedes, israelitas,
delante de todas
las naciones!
Porque él los
ha dispersado
en medio de
ellas,
pero allí les
ha mostrado su grandeza.
Exáltenlo ante
todos los vivientes
porque él es
nuestro Señor, nuestro Dios y nuestro Padre,
él es Dios por
todos los siglos.
Él los castiga
por sus iniquidades,
pero tendrá
compasión de todos ustedes,
y los
congregará de entre todas las naciones
por donde han
sido dispersados.
Yo lo celebro
en el país del destierro,
y manifiesto
su fuerza y su grandeza a un pueblo pecador.
¡Conviértanse,
pecadores,
y practiquen
la justicia en su presencia!
¡Quién sabe si
él no les será favorable
y tendrá
misericordia de ustedes!
Evangelio según San Lucas
9,1-6.
Jesús convocó
a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar a toda clase de demonios y
para curar las enfermedades.
Y los envió a
proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos,
diciéndoles:
"No lleven nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni dinero,
ni tampoco dos túnicas cada uno.
Permanezcan en
la casa donde se alojen, hasta el momento de partir.
Si no los
reciben, al salir de esa ciudad sacudan hasta el polvo de sus pies, en
testimonio contra ellos".
Fueron
entonces de pueblo en pueblo, anunciando la Buena Noticia y curando enfermos en
todas partes.
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