JUEVES DE LA TRIGÉSIMA
TERCERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Apocalipsis 5,1-10.
Yo, Juan, vi
en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono un libro escrito por
dentro y por fuera, y sellado con siete sellos.
Y vi a un
Angel poderoso que proclamaba en alta voz: "¿Quién es digno de abrir el
libro y de romper sus sellos?".
Pero nadie, ni
en el cielo ni en la tierra ni debajo de ella, era capaz de abrir el libro ni
de leerlo.
Y yo me puse a
llorar porque nadie era digno de abrir el libro ni de leerlo.
Pero uno de
los Ancianos me dijo: "No llores: ha triunfado el León de la tribu de
Judá, el Retoño de David, y él abrirá el libro y sus siete sellos".
Entonces vi un
Cordero que parecía haber sido inmolado: estaba de pie entre el trono y los
cuatro Seres Vivientes, en medio de los veinticuatro Ancianos. Tenía siete
cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la
tierra.
El Cordero
vino y tomó el libro de la mano derecha de aquel que estaba sentado en el
trono.
Cuando tomó el
libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante
el Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son
las oraciones de los Santos,
y cantaban un
canto nuevo, diciendo: "Tú eres digno de tomar el libro y de romper los
sellos, porque has sido inmolado, y por medio de tu Sangre, has rescatado para
Dios a hombres de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones.
Tú has hecho
de ellos un Reino sacerdotal para nuestro Dios, y ellos reinarán sobre la
tierra".
Salmo
149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
Canten al
Señor un canto nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se
alegre por su Creador
y los hijos de
Sión se regocijen por su Rey.
Celebren su
Nombre con danzas,
cántenle con
el tambor y la cítara,
porque el
Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con
el triunfo a los humildes.
Que los fieles
se alegren por su gloria
y canten
jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a
Dios con sus gargantas;
ésta es la
victoria de todos sus fieles.
Evangelio según San Lucas
19,41-44.
Cuando estuvo
cerca y vio la ciudad, se puso a llorar por ella,
diciendo:
"¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero
ahora está oculto a tus ojos.
Vendrán días
desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te
sitiarán y te atacarán por todas partes.
Te arrasarán
junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre
piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por
Dios".
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