VIERNES, 29 DE ABRIL DE
2016
PRIMERA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA
CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN (1,5–2,2):
Os anunciamos
el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si
decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos
con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la
luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos
limpia los pecados. Sí decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos
sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos
perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no
hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os
escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que
abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por
nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo
entero.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 102
R/. Bendice,
alma mía, al Señor
Bendice, alma
mía, al Señor,
y todo mi ser
a su santo nombre.
Bendice, alma
mía, al Señor,
y no olvides
sus beneficios. R/.
Él perdona
todas tus culpas
y cura todas
tus enfermedades,
él rescata tu
vida de la fosa
y te colma de
gracia y de ternura. R/.
El Señor es
compasivo y misericordioso,
lento a la ira
y rico en clemencia;
no está
siempre acusando
ni guarda
rencor perpetuo. R/.
Como un padre
siente ternura por sus hijos,
siente el
Señor ternura por sus fieles;
porque él
conoce nuestra masa,
se acuerda de
que somos barro. R/.
Pero la
misericordia del Señor dura siempre,
su justicia
pasa de hijos a nietos,
para los que
guardan la alianza. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (11,25-30):
En aquel
tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque
has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la
gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi
Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el
Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque
mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del
Señor
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