MIÉRCOLES, 27 DE ABRIL DE
2016
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE LOS
HECHOS DE LOS APÓSTOLES (15,1-6):
En aquellos
días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no
se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto
provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió
que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los
apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el
viaje; atravesaron Fenicia y Samaria, contando a los hermanos cómo se
convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a
Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien;
ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos
de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron,
diciendo: «Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés.»
Los apóstoles
y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 121,1-2.4-5
R/. Vamos
alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la casa
del Señor»!
Ya están
pisando nuestro pies
tus umbrales,
Jerusalén. R/.
Allá suben las
tribus, las tribus del Señor,
según la
costumbre de Israel,
a celebrar el
nombre del Señor;
en ella están
los tribunales de justicia,
en el palacio
de David. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Juan (15,1-8):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el
labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da
fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las
palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el
sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el
que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis
hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se
seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y
mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con
esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos.»
Palabra del
Señor
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