JUEVES DE LA TRIGÉSIMA
SEGUNDA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Libro de la Sabiduría
7,22-30.8,1.
En ella hay un
espíritu inteligente, santo, único, multiforme, sutil, ágil, perspicaz, sin
mancha, diáfano, inalterable, amante del bien, agudo,
libre,
bienhechor, amigo de los hombres, firme, seguro, sereno, que todo lo puede, lo
observa todo y penetra en todos los espíritus: en los inteligentes, en los
puros y hasta los más sutiles.
La Sabiduría
es más ágil que cualquier movimiento; a causa de su pureza, lo atraviesa y
penetra todo.
Ella es
exhalación del poder de Dios, una emanación pura de la gloria del Todopoderoso:
por eso, nada manchado puede alcanzarla.
Ella es el
resplandor de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios y una
imagen de su bondad.
Aunque es una
sola, lo puede todo; permaneciendo en sí misma, renueva el universo; de
generación en generación, entra en las almas santas, para hacer amigos de Dios
y profetas.
Porque Dios
ama únicamente a los que conviven con la Sabiduría.
Ella, en
efecto, es más radiante que el sol y supera a todas las constelaciones; es más
luminosa que la misma luz,
Ya que la luz
cede su lugar a la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece el mal.
Ella despliega
su fuerza de un extremo hasta el otro, y todo lo administra de la mejor manera.
Salmo
119(118),89.90.91.130.135.175.
Tu palabra,
Señor, permanece para siempre,
está firme en
el cielo.
Tu verdad
permanece por todas las generaciones;
tú afirmaste
la tierra y ella subsiste.
Todo subsiste
hasta hoy conforme a tus decretos,
porque todas
las cosas te están sometidas.
La explicación
de tu palabra ilumina
y da
inteligencia al ignorante.
Que brille
sobre mí la luz de tu rostro,
y enséñame tus
preceptos.
Que yo viva y
pueda alabarte,
y que tu
justicia venga en mi ayuda.
Evangelio según San Lucas
17,20-25.
Los fariseos
le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: "El
Reino de Dios no viene ostensiblemente,
y no se podrá
decir: 'Está aquí' o 'Está allí'. Porque el Reino de Dios está entre
ustedes".
Jesús dijo
después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver
uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.
Les dirán:
'Está aquí' o 'Está allí', pero no corran a buscarlo.
Como el
relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre
cuando llegue su Día.
Pero antes
tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación."
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