VIERNES DE LA TRIGÉSIMA
PRIMERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Carta de San Pablo a los
Filipenses 3,17-21.4,1.
Sigan mi
ejemplo, hermanos, y observen atentamente a los que siguen el ejemplo que yo
les he dado.
Porque ya les advertí
frecuentemente y ahora les repito llorando: hay muchos que se portan como
enemigos de la cruz de Cristo.
Su fin es la
perdición, su dios es el vientre, su gloria está en aquello que los cubre de
vergüenza, y no aprecian sino las cosas de la tierra.
En cambio,
nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de
allí como Salvador el Señor Jesucristo.
El
transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo
glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio.
Por eso,
hermanos míos muy queridos, a quienes tanto deseo ver, ustedes que son mi
alegría y mi corona, amados míos, perseveren firmemente en el Señor.
Salmo
122(121),1-2.3-4a.4b-5.
¡Qué alegría
cuando me dijeron:
«Vamos a la
Casa del Señor!»
Nuestros pies
ya están pisando
tus umbrales,
Jerusalén.
Jerusalén, que
fuiste construida
como ciudad
bien compacta y armoniosa.
Allí suben las
tribus,
las tribus del
Señor.
Porque allí
está el trono de la justicia,
el trono de la
casa de David.
Evangelio según San Lucas
16,1-8.
Jesús decía a
sus discípulos:
"Había un
hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus
bienes.
Lo llamó y le
dijo: '¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración,
porque ya no ocuparás más ese puesto'.
El
administrador pensó entonces: '¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el
cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza.
¡Ya sé lo que
voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!'.
Llamó uno por
uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: '¿Cuánto debes a mi señor?'.
'Veinte
barriles de aceite', le respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo,
siéntate en seguida, y anota diez'.
Después
preguntó a otro: 'Y tú, ¿cuánto debes?'. 'Cuatrocientos quintales de trigo', le
respondió. El administrador le dijo: 'Toma tu recibo y anota trescientos'.
Y el señor
alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque
los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos
de la luz."
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