LECTURAS DEL MARTIRIO DE
SAN JUAN BAUTISTA
Lunes, 29 de agosto de 2016
Primera lectura
Lectura del libro de
Jeremías (1,17-19):
En aquellos
días, recibí esta palabra del Señor: «Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo
que yo te mando. No les tengas miedo, que si no, yo te meteré miedo de ellos.
Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de
bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a
los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán,
porque yo estoy contigo para librarte.» Oráculo del Señor.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17
R/. Mi boca
contará tu auxilio
A ti, Señor,
me acojo:
no quede yo
derrotado para siempre;
tú que eres
justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí
tu oído, y sálvame. R/.
Sé tú mi roca
de refugio,
el alcázar
donde me salve,
porque mi peña
y mi alcázar eres tú, Dios mío,
líbrame de la
mano perversa. R/.
Porque tú,
Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi
confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre
materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú
me sostenías. R/.
Mi boca contará
tu auxilio,
y todo el día
tu salvación.
Dios mío, me
instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy
relato tus maravillas. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (6,17-29):
En aquel
tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel,
encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su
hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su
hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de
conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre
honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y
lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio
un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.
La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo
a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»
Y le juró: «Te
daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a
preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le
contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en
seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me
des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso
muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En
seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó
en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la
joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger
el cadáver y lo enterraron.
Palabra del
Señor
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