Domingo, 3 de julio de 2016
Primera lectura
Lectura de la profecía de
Isaías (66,10-14c):
Festejad a
Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los
que por ella llevasteis luto. Mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus
consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes. Porque así dice el
Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en
crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y
sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela,
así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. Al verlo, se alegrará
vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado; la mano del Señor
se manifestará a sus siervos.»
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 65
R/. Aclamad al
Señor, tierra entera
Aclamad al
Señor, tierra entera;
tocad en honor
de su nombre;
cantad himnos
a su gloria;
decid a Dios:
«¡Qué temibles son tus obras!» R/.
Que se postre
ante ti la tierra entera,
que toquen en
tu honor,
que toquen
para tu nombre.
Venid a ver
las obras de Dios,
sus temibles
proezas en favor de los hombres. R/.
Transformó el
mar en tierra firme,
a pie
atravesaron el río.
Alegrémonos
con Dios,
que con su
poder gobierna eternamente. R/.
Fieles de
Dios, venid a escuchar,
os contaré lo
que ha hecho conmigo.
Bendito sea
Dios, que no rechazó mi suplica,
ni me retiró
su favor. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta de san
Pablo a los Gálatas (6,14-18):
Dios me libre
de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el
mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. Pues lo que cuenta no es
circuncisión o incircuncisión, sino una criatura nueva. La paz y la
misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma;
también sobre el Israel de Dios. En adelante, que nadie me venga con molestias,
porque yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús. La gracia de nuestro Señor
Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Palabra de
Dios
Evangelio
Evangelio según san Lucas
(10,1-12.17-20), del domingo, 3 de julio de 2016
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Lectura del santo
evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20):
En aquel
tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en
dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies
es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande
obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio
de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a
saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero:
"Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos
vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed
de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de
casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad
a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de
Dios." Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y
decid: "Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies,
nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino
de Dios." Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para
ese pueblo.»
Los setenta y
dos volvieron muy contentos y le dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos
someten en tu nombre.»
Él les
contestó: «Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado
potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo.
Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten
los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el
cielo.»
Palabra del
Señor
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