Miércoles, 15 de junio de 2016
Primera lectura
Lectura del segundo libro
de los Reyes (2,1.6-14):
Cuando el
Señor iba a arrebatar a Elías al cielo en el torbellino, Elías y Elíseo se
marcharon de Guilgal.
Llegaron a
Jericó, y Elías dijo a Elíseo: «Quédate aquí, porque el Señor me envía solo
hasta el Jordán.»
Eliseo
respondió: «¡Vive Dios! Por tu vida, no te dejaré.»
Y los dos
siguieron caminando. También marcharon cincuenta hombres de la comunidad de
profetas y se pararon frente a ellos, a cierta distancia. Los dos se detuvieron
junto al Jordán; Elías cogió su manto, lo enrolló, golpeó el agua, y el agua se
dividió por medio, y así pasaron ambos a pie enjuto.
Mientras
pasaban el río, dijo Elías a Elíseo: «Pídeme lo que quieras antes de que me
aparten de tu lado.»
Eliseo pidió:
«Déjame en herencia dos tercios de tu espíritu.»
Elías comentó:
«¡No pides nada! Si logras verme cuando me aparten de tu lado, lo tendrás; si
no me ves, no lo tendrás.»
Mientras ellos
seguían conversando por el camino, los separó un carro de fuego con caballos de
fuego, y Elías subió al cielo en el torbellino.
Eliseo lo
miraba y gritaba: «¡Padre mío, padre mío, carro y auriga de Israel! »
Y ya no lo vio
más. Entonces agarró su túnica y la rasgó en dos; luego recogió el manto que se
le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a la orilla del Jordán; y
agarrando el manto de Elías, golpeó el agua diciendo: «¿Dónde está el Dios de
Elías, dónde?»
Golpeó el
agua, el agua se dividió por medio, y Eliseo cruzó.
Palabra de
Dios
Salmo
Sal 30,20.21.24
R/. Sed
fuertes y valientes de corazón,
los que
esperáis en el Señor
Qué bondad tan
grande,
Señor,reservas
para tus fieles,
y concedes a
los que a ti se acogen
a la vista de
todos. R/.
En el asilo de
tu presencia los escondes
de las
conjuras humanas;
los ocultas en
tu tabernáculo,
frente a las
lenguas pendencieras. R/.
Amad al Señor,
fieles suyos;
el Señor
guarda a sus leales,
y a los
soberbios les paga con creces. R/.
Evangelio
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante
de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis
recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no
vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os
aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que
no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en
secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no
seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y
en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han
recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la
puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo
escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los
hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os
aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la
cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre,
que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.»
Palabra del
Señor
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