LECTURAS DEL INMACULADO
CORAZÓN DE MARÍA
Sábado, 4 de junio de 2016
Primera lectura
Lectura del profeta Isaías
(61,9-11):
La estirpe de
mi pueblo será célebre entre las naciones, y sus vástagos entre los pueblos.
Los que los vean reconocerán que son la estirpe que bendijo el Señor. Desbordo
de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha vestido con un
traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo, como novio que se pone
la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y
los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de
Dios
Salmo
1Sam 2,1-8
R/. Mi corazón
se regocija por el Señor, mi salvador
Mi corazón se
regocija por el señor,
mi poder se
exalta por Dios;
mi boca se ríe
de mis enemigos,
porque gozo
con tu salvación. R/.
Se rompen los
arcos de tus valientes,
mientras los
cobardes se ciñen de valor;
los hartos se
contratan por el pan,
mientras los
hambrientos engordan;
la mujer
estéril da a luz siete hijos,
mientras la
madre de muchos queda baldía. R/.
El Señor da la
muerte y la vida,
hunde en el
abismo y levanta;
da la pobreza
y la riqueza,
humilla y
enaltece. R/.
Él levanta del
polvo al desvalido,
alza de la
basura al pobre,
para hacer que
se siente entre príncipes
y que herede
un trono de gloria. R/.
Evangelio
Evangelio según san Lucas
(2,41-51), del sábado, 4 de junio de 2016
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Lectura del santo
evangelio según san Lucas (2,41-51):
Cuando Jesús
cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó,
se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que lo supieran sus
padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se
pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se
volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el
templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles
preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las
respuestas que daba.
Al verlo, se
quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así?
Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.»
Él les
contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de
mi Padre?»
Pero ellos no
comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su
autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del
Señor
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