LUNES DE LA VIGÉSIMA
PRIMERA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO
Primera Carta de San Pablo
a los Tesalonicenses 1,1-5.8b-10.
Pablo, Silvano
y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al
Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz.
Siempre damos
gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones,
y sin cesar
tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado
su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo
con una firme constancia.
Sabemos,
hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos.
Porque la
Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con
palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda
clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de
ustedes.
En efecto, de
allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en
todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no
es necesario hablar de esto.
Ellos mismos
cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando
los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,
y esperar a su
Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de
la ira venidera.
Salmo
149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
Canten al
Señor un canto nuevo,
resuene su
alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se
alegre por su Creador
y los hijos de
Sión se regocijen por su Rey.
Celebren su
Nombre con danzas,
cántenle con
el tambor y la cítara,
porque el
Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con
el triunfo a los humildes.
Que los fieles
se alegren por su gloria
y canten
jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a
Dios con sus gargantas;
ésta es la
victoria de todos sus fieles.
Evangelio según San Mateo
23,13-22.
"¡Ay de
ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de
los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de
ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para
conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno
de la Gehena que ustedes!
¡Ay de
ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento
no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!
¡Insensatos y
ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen
también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura
por la ofrenda que está sobre el altar'.
¡Ciegos! ¿Qué
es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien,
jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
Jurar por el
santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
Jurar por el
cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario